Con frecuencia, las empresas familiares nacen de la necesidad o el deseo de su o sus fundadores por tener un negocio propio. Suelen empezar por algo realmente sencillo y que puede ser administrado con facilidad por una o dos personas, poco a poco, comienza a crecer, incrementando el número de colaboradores, los cuales suelen ser personas de confianza: los hijos, hermanos, tíos, compadres, amigos cercanos, etc.
Las empresas familiares suelen caracterizarse por tener una jerarquía en la cual el “líder familiar” es también la cabeza del negocio. Este modelo es funcional para las micro empresas y para las pequeñas también, pero cuando la organización tiene un mayor crecimiento y se convierte en una mediana empresa, una grande, o bien un corporativo, resulta complejo mantener este mismo esquema de trabajo.
Cuando se trata de convertir una empresa familiar en un corporativo, uno de los mayores retos a enfrentar es el cambio de cultura organizacional, puesto que estas empresas han crecido de manera “natural”, sin tener una estructura clara y adaptándose a las condiciones de la familia. Lo que hace tan complejo este cambio, es la resistencia que suele existir por parte de los colaboradores, y aún más de los directivos.
“¿Por qué vamos a hacer las cosas diferentes, si siempre lo hemos hecho así?”
Esa suele ser una de las principales preguntas que se presentan al momento de querer generar un cambio. Y es de vital importancia entender que el hecho de que algo haya funcionado en el pasado no significa que lo siga haciendo en el futuro, así como que todo se puede mejorar.
Por lo general, los cambios de cultura organizacional se relacionan con el cambio de las generaciones al mando, cuando el hijo; o hija; o los nietos quedan a mando de la empresa, por lo que muchos colaboradores, además de la resistencia al cambio, enfrentan un conflicto de lealtades y con frecuencia un disgusto por obedecer a alguien que seguramente vieron crecer frente a sus ojos.
Generar un cambio cultural es tan complicado porque engloba un cambio en la manera de hacer las cosas, de creencias y rituales, es decir, de la identidad misma de la compañía. Al momento de hacer frente a una reestructura de este nivel es importante tener en cuenta varios aspectos que ayudarán a que dicha transición sea un poco más sencilla. Lo primordial es que los directores y cabezas de la empresa estén de acuerdo y comprometidos con el cambio, de esa manera se evita el sabotaje interno y las divisiones por parte de los colaboradores al momento de seguir a un líder o a otro.
También es necesario contar con objetivos claros y realizar un diagnóstico detallado antes de comenzar a moverse. Así mismo, es importante que todos los integrantes de la compañía sean conscientes y partícipes del proceso desde el principio, de modo que puedan sentirse seguros ante el cambio y sepan que sus dudas serán respondidas, evitando el sentimiento de incertidumbre y los rumores de pasillo que suelen sembrar pánico infundado.
Otra recomendación es contar con un profesional que funja como intermediario durante el proceso de cambio. Esta persona será la encargada de realizar el diagnóstico, evitando así verse permeado por las creencias y alianzas internas de la empresa, así mismo, brinda a los colaboradores y directivos una visión neutral de sus objetivos y del proceso mismo de cambio.
Sabemos que generar una reestructuración en la cultura de una empresa no es una tarea sencilla y que lleva consigo una fuerte inversión de tiempo, recurso y sobre todo esfuerzo, es por ello que en Desarrollando el Talento contamos con profesionales especializados en estos procesos de cambio, por cuales pueden orientarte y apoyarte para que la nueva cultura organizacional sea bien recibida y adoptada por la empresa que estás buscando mejorar. Si este es tu caso, no dudes en contactarnos y con gusto podremos ayudarte.
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